El programa empieza con un debate soporífero, una entrevista-pantomima a Plácido Domingo y la gran Mónica Naranjo.
No era un programa de política, ni de corazón, ni de música, ni de comedia. Finalmente, por no ser, no ha sido nada nuevo. La1 apuesta por el directo en la noche del sábado, una noche con apuestas asentadas a las que solo se las podía combatir con riesgo y entretenimiento, antónimos, por el momento, del nuevo programa de Lluis Guilera.
‘La Pr1mera Pregunta’ venía fuerte, con Mónica Naranjo, la primera entrevista en televisión a Plácido Domingo y un plantel de colaboradores digno de brillar por sí mismos. Lástima que los convencionalismos y el miedo hayan tirado todo por tierra en un estreno bastante soporífero. ‘La Pr1mera Pregunta’ prometía frescura, pero poca frescura puedes aportar si empiezas el programa con un debate sobre el Coronavirus. ¿De verdad a alguien le interesa un debate sobre el maldito virus un sábado noche? ¿A quién se le ocurre empezar con un debate soso tratando el monotema que lleva saturando a los españoles desde hace más de seis meses?
Mientras que en Telecinco Anabel Pantoja asegura que se graba vídeos sensuales con miedo a enviárselos por error al fontanero, en La1 tres abogados debaten sobre si la vacuna llegará mañana o pasado mañana. Ahí está el problema fundamental del estreno de ‘La Pr1mera Pregunta’: tratar temas de interés en el momento equivocado. El espectador que confía en la televisión un sábado noche busca espectáculo, risas y desconexión, no un debate que, si cierras los ojos, no sabes en qué cadena ni en qué programa estás.
Sin música de fondo, sin a penas grafismo, con temas demasiado densos y repetidos, ’La Pr1mera Pregunta’ empieza con mal pie en su objetivo de conquistar a los espectadores que aún no se han pasado a Netflix un sábado por la noche. Y remarco el aún, ya que después de más de una hora hablando del maldito Covid nos encontramos con una dosis de hablar del maldito emérito.
Y después un presunto acosador. Una entrevista con las preguntas más que pactadas y con las respuestas bien prefabricadas. Ver a Plácido Domingo mover los ojos de izquierda a derecha a un lateral de la cámara en pleno prime time en la pública me pareció estremecedor. Será verdad que el 2020 puede con todo, incluso con el sentido común de los que dieron luz verde a esta pantomima.
Parpadeas y pasas de Plácido a Naranjo. Sin análisis ni cortinilla, en un intento de escurrir el bulto rápido, no vaya a ser que el espectador se esté dando cuenta del blanqueamiento que se está haciendo al cantante. Pero bueno, que no da tiempo ni a reflexionar pues Naranjo asegura que hay que respetar a los negacionistas del Coronavirus, a lo que Guilera contesta con un escueto «perfecto». ¿Repreguntar? ¿Para qué? Si aquí lo único que importa es que tenemos a una diva en plató, da igual que haya soltado la mayor burrada de la noche por la boca.
Pero no todo es malo en ‘La Pr1mera Pregunta’. La frescura llegaba a eso de la medianoche. Una sección graciosilla de redes, un juego de preguntas comprometidas con espectadores a pie de calle, imitaciones, reguetón y algún que otro paso de baile. Sin duda este bloque más entretenido debería haber abierto el programa y, porque no, haberse comido al otro. En ‘La Pr1mera Pregunta’ hacen falta rostros jóvenes, secciones atrevidas, volverse locos y llenar el plató de experiencias, como levantarse en pleno directo y moverse por los pasillos de Sant Cugat en busca del plato de ‘Saber y Ganar’ o el excéntrico debate final con un plantel sumamente bueno. Experiencias para atar al espectador al televisor desde el minuto cero, no desde las cero cero.
El equipo de Guilera está más cerca de ‘La Últ1ma Pregunta’ que de la primera. El tiempo dirá, nunca podemos quedarnos con el primer programa de un formato, pero lo que está claro es que hace falta una reestructuración. Cargarse la seriedad del primer bloque y apostar por el espíritu de Marc Giró y Henar Álvarez. El espíritu de la tele que sorprende hasta en tiempos de pandemia.