Basamos la opinión pública en una generalización inmediata, alejada de la realidad y que deja de lado la reflexión.
Digámoslo sin complejos: criticar a la pública está de moda. El martes se estrenó ‘La Noche D’ en TVE, lo que supuso la vuelta de Dani Rovira a la pequeña pantalla. Una vuelta con sus más y sus menos, pues el formato es un batiburrillo de muchos géneros televisivos que no acaba de definirse. Pero, en definitiva, un programa de variedades con cosas que funcionan y otras que no tanto, pero nada que el tiempo no pueda perfilar. Pero hoy no vengo a hablar del programa.
Tan solo pasaban quince minutos de las diez de la noche cuando algunos espectadores (incluidos periodistas del sector) ya sentenciaban el programa de muerte. “Es insoportable”, “¡Qué vergüenza ajena!”, “¿Con mis impuestos?”… Los comentarios resonaban por Twitter, esa red social protagonizada por el odio y la opinión inmediata. No sabíamos ni de qué iba pero ya podíamos afirmar con absoluta certeza y convicción que el programa era una mierda y que había que pedir explicaciones a TVE. La opinión que carece de reflexión a causa de una inmediatez repulsiva.
La crítica precoz y hacer de Twitter la verdad suprema
‘La Noche D’ es un programa entretenido, te puede gustar más o menos pero es indudable que aporta imagen a TVE. Es una ventana de entretenimiento y producción propia para el prime time de la pública. ¿De verdad vamos a sacrificar un formato por un programa de estreno que ni si quiera hemos visto acabar? Que algunos espectadores critiquen duramente un programa sin ni si quiera haberlo visto es lícito, pero no creo que sea sano que compañeros de profesión se bajen a ese nivel y fulminen así un trabajo duro de realizar en el contexto que estamos viviendo y que se ve a leguas que está lleno de buenas intenciones.
“¡No lo digo yo, lo dice Twitter!”. No podemos decir que la opinión de 1.728.000 espectadores está representada por unos pocos miles de tweets. Twitter no es una representación fiel de la realidad, de hecho es una realidad paralela basada en la polarización y la opinión radicalizada. Y es que estamos cogiendo una tendencia peligrosa dando demasiada voz e importancia a lo que sucede en esta red social. Utilizamos la voz de unos pocos como representación absoluta de la opinión pública, sobre cualquier tema, en cualquier momento, en cualquier lugar. No sé, da que pensar. Menos pajarito y más espíritu crítico y constructivo. Y ya si es con empatía, mucho mejor.